Retratos de cocina de fuego, de mujeres que hacen alquimia con sus manos y sus corazones, transformando su entorno en comidas deliciosas, nutritivas y enriquecedoras. Ellas hicieron los mismos platillos que sus abuelas les cocinaban, su mirar y su sazón nos dejan dar una mirada a lo que se comía en el Veracruz rural hace alrededor de 150 años. Comida sana, cercana , orgánica, con ingredientes del traspatio y de la milpa. Estas abuelas de fuego nos vuelven a mostrar lo que es importante en la cocina, en la vida.